Oleksandr Usyk reveló el alcance de los sacrificios que hizo para prepararse para la victoria del sábado sobre Tyson Fury.
El nuevo campeón indiscutible de los pesos pesados aseguró su estatus entre los mejores boxeadores de la historia al imponerse por decisión dividida en el Kingdom Arena de Riad (Arabia Saudí) al hasta entonces invicto Fury, considerado uno de los mejores pesos pesados de todos los tiempos.
Usyk, de 37 años, se recuperó de quizá los seis asaltos más difíciles de su carrera y realizó los ajustes necesarios para obtener una merecida decisión sobre Fury, de 35 años, que incluso estuvo a punto de ser detenido cuando sonó la campana para poner fin al noveno asalto.
El ucraniano sumó así el título de la WBC de Fury al que ya poseía de la IBF, la WBA y la WBO, pero tras el aplazamiento de dos citas con Fury -las previstas para diciembre del 2023 y dos meses después- explicó que su victoria más importante había tenido un coste considerable.
"Ahora no pienso en boxear", respondió cuando se le preguntó por la posibilidad de una revancha con Fury, que tiene una cláusula en su contrato de combate para forzar una segunda pelea más adelante, en el 2024. "Mi comienzo [de preparación para Fury] fue en septiembre del 2023.
"Nueve meses trabajé; me perdí el feliz año nuevo; me perdí el cumpleaños de mi hijo; me perdí el cumpleaños de mi otro hijo; me perdí el cumpleaños de mi hija; me perdí el nacimiento de mi hija. Me perdí las vacaciones de mi familia. Todo el tiempo, entrenando; entrenando; entrenando. Solo me concentraba en pelear.
"Ahora estoy contento. Quiero volver a casa, ir a mi iglesia, rezar, decir: 'Jesús, gracias'. Porque para mí, y para mi país, es una gran oportunidad. Agradezco a quien haya rezado por mí, porque es mucha gente. Gracias.
"No me preocupé [por las tarjetas de puntuación], no sé por qué. Creía que había ganado.
"No pienso [en si el árbitro Mark Nelson me negó el nocaut al darle a Fury la cuenta de pie], porque teníamos una victoria. Puede ser. No pienso en ello, porque tenemos una victoria. De acuerdo, sin nocaut no hay problema. El duodécimo asalto fue un gran drama".
A Usyk, que acudió a la rueda de prensa posterior al combate después de que se insinuara que había sufrido una fractura de mandíbula, se le volvió a preguntar por la influencia de su difunto padre, del que había hablado con tanta emoción en los prolegómenos de la pelea del sábado.
"Echo de menos a mi padre", dijo el ganador del primer combate por el título indiscutible de los pesos pesados desde la noche en que Lennox Lewis derrotó a Evander Holyfield en 1999. "Le dije a mi padre: 'Escucha, tú vives allí; yo vivo aquí. Te quiero'. Para mí es difícil cuando mi padre viene a mí [en visiones o sueños], porque recuerda, toda mi vida, sé que está aquí [conmigo].
"Doy las gracias a mi equipo, el equipo Usyk. Muchas gracias. Os quiero. Egis Klimas; Alex Krassyuk. Increíble. Os quiero. Lo logramos.
"Ganamos. Lo conseguimos".