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Tim Bradley celebra su ingreso en el Salón de la Fama

Tim Bradley dice que es "increíble" que ahora sea miembro del Salón Internacional de la Fama del Boxeo.

En su intervención en la ceremonia de investidura de la promoción 2023 del Salón de la Fama, Bradley describió el largo camino hasta su consagración en Canastota, que comenzó cuando tenía cinco años y le pidió a su padre una motocicleta por Navidad.

"Me dijo que no creía que yo fuera lo bastante fuerte para manejar una moto, así que insistió en que hiciera 100 flexiones y 100 abdominales todos los días después de que él llegara a casa del trabajo, y tuve que hacerlo durante todo un año... Debía de ser el niño de seis años más fuerte de Estados Unidos. En serio, era un fenómeno".

Fue su padre quien le llevó entonces a su primer gimnasio de boxeo, y quien le entrenó con métodos que podrían describirse mejor como poco convencionales.

"Mi padre incluso me dijo que cogiera una piedra del desierto para tirármela encima como si fuera un balón medicinal", se ríe. Ese comienzo, dice, le ayudó a alimentar una determinación y un hambre que perduraron a lo largo de toda su carrera.

"No estoy aquí porque tenga más talento que la gente con la que he peleado", afirma. "Estoy aquí porque lo quería más".

En una entrevista con ProBoxTV dos días antes, Bradley expresó su alegría por haber sido incluido y su determinación de disfrutar de la experiencia tanto como fuera posible.

"Es increíble", dijo. "Durante esta semana en las festividades, he estado asimilándolo todo, mi teléfono todo lo posible y siendo receptivo a todo lo que ha estado sucediendo".

La experiencia fue aún más especial para él, porque era la primera vez que visitaba el Salón de la Fama, después de haber rechazado otras oportunidades.

"A decir verdad, me invitaron muchas veces a venir aquí", reveló. "Pero dije que no. Dije que quería que mi primera vez fuera cuando me incluyeran en el Salón. Quería vivirlo y asimilarlo todo por primera vez. No quiero venir aquí y ver los logros de los demás. Quiero venir aquí y ver primero los míos y luego los de los demás".

Su incorporación es la manifestación de un sueño que había alimentado mucho antes de convertirse en profesional.

"Cuando empecé en esto, a los 10 años, sabía que quería ser un boxeador del Salón de la Fama", explica. "Sabía que tenía talento, pero sabía que me costaría mucho trabajo. Así que, cuando me convertí en campeón, me di cuenta de que los viejos tiempos -Muhammad Ali, Joe Louis, Sugar Ray Robinson, Evander Holyfield, Mike Tyson- peleaban con los mejores. Y me dije: 'Cuando me convierta en campeón, quiero pelear con los mejores del deporte'. Y eso es lo que hice. Y sabía que algún día, si la gente adecuada miraba mi currículum y lo analizaba, y decía: 'Este tipo peleó contra los mejores', algún día estaría aquí".

Aun así, a pesar de que llevaba años imaginándose ese momento, ahora que lo tenía delante, le resultaba difícil asimilarlo.

"Es irreal", admite. "Es difícil de comprender. Estar en la misma habitación que los grandes; no me lo puedo creer. No puedo entenderlo. Es muy difícil de entender. Creo que, desde el año pasado, sólo ha habido 186 o así miembros en el Salón de la Fama del Boxeo y ahora mi nombre va a ser incluido con ellos. ¡Ciento ochenta y seis! Piénsalo. En toda la historia del boxeo, ha habido 186. Y ahora yo soy uno de ellos".