Gervonta Davis habló de la realización de un "sueño" en los momentos posteriores a vencer a Ryan Garcia en Las Vegas.
En lo que podría ser su combate definitivo, Davis realizó una magnífica actuación, anulando las ventajas de García en altura y alcance, derribándole en el segundo asalto y deteniéndole clínicamente en el séptimo.
Tanto su equipo como el de García habían hablado durante la semana de la pelea de que el ganador se convertiría en la "nueva cara del boxeo" -se podría decir que ha habido un vacío desde que Floyd Mayweather se retiró- y después de haber conseguido, quizá por primera vez, algo parecido a lo que su antiguo promotor Mayweather hacía a menudo, dijo: "Definitivamente, la realidad coincide con el sueño.
"Pero el trabajo nunca termina hasta que me retiro, así que voy a mantener la cabeza baja, seguir siendo humilde y continuar trabajando.
"Todo esto fue emocionante. Me emocionaba formar parte de este acontecimiento. Recuerdo cuando llegué a los Guantes de Oro y vi a Floyd pelear en el MGM. Fue una locura. De hecho, sin más vi a Rihanna actuar en la Super Bowl y pensé que ése sería yo algún día. Y aquí estamos.
"Mi predicción del KO en el séptimo asalto fue sin más para intentar meterme en su cabeza. La verdad es que no lo sé hasta que me enfrento a mi rival, pero una vez allí sentí que, en cuanto a habilidad, todo encajaba".
La pelea del sábado, en el T-Mobile Arena -donde Mayweather se había despedido como boxeador profesional-, se pactó en un peso intermedio de 136 libras. García, de 24 años, se había movido previamente a 140 libras debido a sus dificultades para llegar a 135 libras, y también se vio perjudicado por la cláusula de rehidratación que significaba que no podía pesar más de 146 libras en la mañana de la pelea.
"El primer derribo fue sin más porque él no sabía cómo colocarse y yo sabía que era el más pequeño, y mi entrenador me decía en el campamento que iba a subir con la cabeza levantada, así que tira por encima", dijo Davis, de 28 años.
"No creí que ese golpe al cuerpo fuera a acabar con él, pero vi su expresión facial y eso fue lo que me hizo lanzárselo. Fue un buen tiro, sin duda. Pensé que se iba a levantar, pero a mí me gusta jugar con la mente, así que cuando me miraba, yo le miraba intentando decirle: '¡Levántate! Y él sin más movía la cabeza, no.
"Definitivamente soy la cara del boxeo. Absolutamente".