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El proyecto de vanidad de Saudí Arabia, Fury vs. Ngannou, utiliza a las estrellas para iluminar las redes sociales

Uno de los mayores proyectos de vanidad de la historia de los deportes de combate se ha exhibido hoy en Arabia Saudí antes del pesaje del combate de boxeo entre Tyson Fury y Francis Ngannou.


Los grandes y los buenos de la realeza del boxeo y la MMA estaban en Riad, haciendo cola, fotografiándose unos a otros y compartiendo imágenes y vídeos a través de las redes sociales.


Por supuesto, hay muchos que creen que este es el último intento del Estado para lavar su historial de derechos humanos en el deporte, como informa hoy en The Guardian Donald McRae, como lo han hecho con otros deportes, desde el tenis y el golf hasta el fútbol y el automovilismo.


Pero a pesar de ello, muchos boxeadores y miembros de los medios de comunicación se han mostrado encantados de participar, tanto del mundo de la MMA como del boxeo, en la formación de lo que debe ser una de las asambleas de talentos de la lucha más caras que jamás se hayan organizado.


Además de la participación de Mike Tyson en los entrenamientos de Ngannou durante las últimas semanas, entre los asistentes a Arabia Saudí procedentes de las MMA figuran Frank Mir, Rampage Jackson, Chuck Liddell, Israel Adesanya, [antiguo enemigo de Ngannou] Junior Dos Santos y Randy Couture.


La lista de invitados del boxeo incluye a Roberto Durán, Roy Jones, Sugar Ray Leonard, Manny Pacquiao, Michael Spinks, Joe Calzaghe, Frank Bruno, Lennox Lewis, Erik Morales, Amir Khan, Dimitrii Bivol, Bakhodir Jalolov, Miguel Cotto, Antonio Tarver, Teddy Atlas y Frank Sánchez.


Por parte de la WBC, Mauricio Sulaiman y Scott Welch están presentes, y otros de los presentes son Spencer Fearon, Tony Jeffries, Rocky Fielding y Brian Rose.


Muchos se apresuran a agradecer a Turki Alalshikh su hospitalidad en la organización del evento y las extravagancias que lo acompañan.


Pero los grandes nombres, las luces brillantes y la opulencia siguen siendo para muchos una cortina de humo para encubrir el uso común de la pena de muerte, la pena capital, la falta de derechos e igualdad de la mujer e incluso severos castigos por publicaciones en las redes sociales que se considerarían inofensivas en muchas otras naciones.