Takuma Inoue hizo la primera defensa de su título de peso gallo de la WBA al derrotar de forma impresionante a Jerwin Ancajas en nueve asaltos en el Kokugikan de Tokio.
En lo que quizá representó la mejor actuación de su carrera -y sin duda su mejor victoria-, puso fin a la mejoría de Ancajas a los 44 segundos del noveno asalto con un potente derechazo al cuerpo.
Fue un derechazo a la cabeza lo que llamó la atención en el primer asalto, y su mano derecha la que demostraría sistemáticamente ser el arma más influyente de ambos boxeadores.
Ancajas, de 32 años, estaba a punto de labrarse una carrera como la de Inoue, pero incluso con una notable ventaja de tamaño se le hizo parecer en gran medida unidimensional y en declive.
Ambos asestaron derechazos con autoridad en el segundo asalto, cuando Inoue ya se había consolidado como el mejor contragolpeador. Tres derechas hacia el final del tercero -la tercera de las cuales fue la más significativa de todas hasta la parada- se debieron en parte a la admirable movilidad de Inoue, de 28 años, y también demostraron su ventaja en velocidad.
Cuando pelearon dentro del cuadrilátero en el cuarto asalto, en el que Ancajas parecía más cómodo, Inoue tuvo éxito con los uppercuts de derecha, y luego con un contragolpe de derecha en la retirada, pero en última instancia resultó menos convincente.
Una combinación en el quinto puso de manifiesto su inusual eficacia a distancia como boxeador más pequeño, y hasta qué punto en el cuarto había corrido riesgos innecesarios.
Sucesivos derechazos y un izquierdazo en el sexto siguieron restableciendo su impulso hacia la recuperación del título que una vez ostentó su célebre hermano mayor Naoya Inoue, pero entonces -como consecuencia de los golpes anteriores de Ancajas al cuerpo-, al igual que su oponente filipino, empezó a cansarse.
En el noveno, un derechazo al cuerpo que, tras una reacción retardada, dejó a Ancajas lo suficientemente tocado como para que el combate se diera por concluido. Ancajas había empezado a imponerse al cansado campeón, pero fue castigado con un uppercut al hígado del que no parecía correr peligro.
"Estaba muy preocupado, no sabía qué esperar", dijo entonces el japonés Inoue sobre un rival al que había declarado abiertamente que "idolatraba". "[Pero] me sentí tan hábil; tan fuerte, que me dio mucha confianza.
"Mostré una nueva faceta de mí de cara al futuro. Estoy muy agradecido a mi padre [y entrenador Shingo] y a mi hermano por todo su apoyo".
Antes, en la capital japonesa, Junto Nakatani ganó el título de la WBC del peso gallo a Alexandro Santiago, que en 2018 empató con Ancajas. Cabe esperar que en el futuro él e Inoue peleen con ambos títulos en juego.
