No me ha sorprendido saber que Errol Spence ha activado su cláusula de revancha con Terence Crawford. Tenían un acuerdo de dos peleas, el boxeo es un negocio, y la mayor cantidad de dinero que Spence puede ganar después de una paliza tan unilateral viene en una revancha - incluso si resulta ser igualmente unilateral.
Spence ya ha conseguido mucho y ha ganado mucho dinero, pero no tanto como en julio contra Crawford. Si se llega a un acuerdo para ganar una cantidad similar de dinero, no hay muchos boxeadores que lo rechacen, ni siquiera aquellos cuya salud pueda estar en peligro. ¿Dónde más podría ganar esa cantidad de dinero si lo hiciera?
Tampoco será tan sencillo como ganar el máximo dinero posible. Spence nunca había sido derrotado; después de recibir una paliza tan dura querrá hacer una declaración. Incluso si no cree que pueda ganar, sabrá que es mejor de lo que sugiere su actuación. Otra pelea representa otra oportunidad de demostrar quién es y qué es, y de ampliar su legado. Aunque pierda, si es competitivo en la segunda ocasión estará cerca de ganar.
El interés por el primer combate es tal que ambos boxeadores obtuvieron grandes porcentajes. Parece improbable que el interés sea el mismo la segunda vez, aunque la narrativa se haga girar para sugerir que el peso fue la razón por la que Spence no rindió y que en 154 libras tiene la oportunidad de vengarse. Pero incluso sin el mismo interés, habrá unos mínimos en sus contratos, y esos mínimos no sólo seguirán siendo sustanciales, sino que superarán los que obtendría por cualquier otra pelea tras haber cancelado como lo hizo.
Sin más, puede que a Crawford no le convenga permanecer en las 147 libras. Estuve allí, en Las Vegas, durante la semana del combate, y no le resulta fácil llegar al peso welter. Además, ya ha demostrado que tiene el poder de noquear a Spence, lo que le dará una mayor confianza, independientemente del peso. Y lo que quizá sea más importante, si vuelve a ganar en 154 libras, mejorará su legado: ya no se podrá argumentar que Spence estaba mermado por haber subido de peso.
Spence y su equipo pusieron demasiado énfasis en su creencia de que él era el boxeador más grande, más fuerte y más duradero. Cuando fue derribado la primera vez supe que la pelea había terminado: sus esperanzas de intimidar a Crawford se habían esfumado. A menudo ha tenido una gran capacidad de entrada y salida, pero no mostró nada de eso contra Crawford. Siempre ha sido fuerte en el pie delantero -porque siempre ha sido muy agresivo-, pero antes lo complementaba con la capacidad de retroceder. Contra Crawford, ese retroceso y ese equilibrio no existieron. Hay formas en las que puede mejorar la segunda vez".
Es poco probable, pero si de algún modo logra lo que para muchos sería un milagro ganando la revancha, el potencial de ganancias de una tercera pelea superaría incluso a la primera. La revancha es, por tanto, la decisión correcta no sólo para Spence, sino también para Crawford.
En cualquier caso, Crawford es un boxeador impresionante, en gran parte por su capacidad de adaptación. Los verdaderos campeones del mundo se ven obligados a enfrentarse a la adversidad y a encontrar una marcha más para asegurarse la victoria. La forma en que Crawford puede leer a sus oponentes y adaptarse -para mejorar, a mitad de combate- le separa de tantos otros, lo que podría hacerle aún más difícil la segunda vez.
Spence tendrá que redescubrir su equilibrio y lo que antes se le daba bien. Tiene buenos fundamentos, es fuerte físicamente, tiene manos fuertes y golpea bien al cuerpo. Pero le ha faltado defensa y capacidad para moverse hacia dentro y hacia fuera: necesitará su habilidad para cambiar de dirección y para hacer que su oponente falle y alcance. Si es capaz de hacer que Crawford falle y le alcance, y puede contrarrestarle, su revancha podría ser un combate competitivo.
No merece la pena prestar atención al médico que ofreció una opinión pública sobre la salud de Spence sin tener acceso a su historial médico, pero eso no significa que la salud de Spence no lo sea. Es más importante que sus allegados se aseguren de que se ha sometido a las pruebas necesarias desde julio, sobre todo teniendo en cuenta que los accidentes de coche en los que se ha visto envuelto pueden haber hecho que ya no esté en su mejor momento incluso antes de que Crawford y él llegaran a un acuerdo.
Por muy fuerte que parezca la posición de Crawford, y aunque es difícil predecir el futuro de su entrenador Brian "Bomac" McIntyre, la detención de éste en Manchester -donde trabajaba por primera vez en la esquina de Chris Eubank Jr- es preocupante. Son uno de los mejores equipos del boxeo, hasta el punto de que me recuerdan a los mejores Manny Pacquiao y Freddie Roach, por lo que su ausencia afectaría a la preparación de la mayoría de los boxeadores. Crawford es un animal diferente, incluso psicológicamente, pero eso podría convertirse en una variable a tener en cuenta.
