Ya no le doy mucha importancia a los boxeadores que no pasan los controles antidopaje. De hecho, creo que muchos de los que consideramos "de clase mundial" toman potenciadores del rendimiento.
También sé que al escribir esto corro el riesgo de reventar la burbuja de aquellos que quieren creer en sus héroes y que los admiran.
En el caso del combate entre Dillian Whyte y Anthony Joshua, Matchroom pudo salvar un poco su promoción sustituyéndolo por Robert Helenius. Me habría gustado ver un Joshua-Whyte II, por su rivalidad, pero el mundo sigue adelante.
A menos que haya un programa anual de controles antidopaje aleatorios estrictos y regulares, las autoridades están sacando a individuos en lugar de vigilar el deporte como es necesario. Las autoridades no son minuciosas: a quienes pillan es a los que cometen imprudencias, no a los únicos que lo hacen.
Resulta más fácil castigar a individuos como Jarrell Miller. Cuando se trata de alguien como Saúl "Canelo" Álvarez, se les da un tirón de orejas. Si se castigara a Whyte, el ejemplo que se daría no sería tan eficaz para los demás; ese ejemplo debería ser, en cambio, la realización de pruebas constantes durante todo el año para los boxeadores. Hasta entonces, el boxeo seguirá siendo como el Salvaje Oeste.
De todos los problemas que tiene el boxeo en el 2023, el consumo de drogas podría ser el mayor de todos. Creo que tiene lugar en todo el deporte. Es difícil no darse cuenta de lo pocos boxeadores que parecen enfadarse por los que son pillados. Un boxeador limpio debería enfadarse cuando se entera de que han pillado a otro haciendo trampas. Así me sentía yo cuando estaba en activo; hoy en día, en comparación, como se hace tan poco al respecto, estoy casi insensibilizado. También hay tendencias, físicamente, que no existían en la medida en que existen ahora. Me gustaría que este deporte fuera más seguro y justo, pero ni a los boxeadores en activo ni a las autoridades parece importarles.
Cuando reflexiono sobre mi carrera, creo que hay ocasiones en las que he peleado con boxeadores sucios. Lo más importante hoy, a pesar de todo, es que estoy sano.
Reflexiono sobre el boxeo como una vía hacia la seguridad financiera. Antes lo veía como mucho más que eso -era muy importante para mí-, pero al verlo de otra manera tengo muchas menos reacciones emocionales al considerar si un oponente era sucio o limpio. Es un deporte que hace feliz a la gente, así que estoy contento de poder comentarlo e intentar ofrecer a esa gente los matices que rodean lo que están viendo.
Los boxeadores en activo conocen a las personas a las que pueden recurrir si quieren hacer trampas. Saben dónde encontrarlos, y también saben quién trabaja con ellos y qué pedirles.
Las noticias más recientes en torno a Alycia Baumgardner me hicieron sentir lo mismo que cuando fue Whyte. También estoy por ver que un atleta dé positivo y diga: "Me has pillado".
Whyte era visto por algunos como el rival necesario para reconstruir su confianza, pero la única persona que puede reconstruir esa confianza es el propio Joshua. Independientemente de quién tuviera enfrente, la noche del combate iba a depender de su mentalidad, y contra Helenius no fue muy convincente.
Sus gestos en el ring parecían muy vacilantes. No creo que eso hubiera cambiado si Whyte hubiera estado frente a él, aunque Helenius merece crédito por aceptar la pelea tan tarde y llevar a Joshua hasta el séptimo asalto.
Es positivo que Joshua peleara y tuviera más asaltos para intentar vencer sus demonios y las dudas que le han estado persiguiendo. No creo que lo hiciera contra Helenius, pero cada combate suyo que represente un progreso es positivo.
