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Diario de la semana de la pelea entre Haney y Lomachenko: Primer día

No cabe duda de que la preparación del primer día para el combate entre Devin Haney y Vasyl Lomachenko fue, en comparación con la de la pelea del mes pasado entre Gervonta Davis y Ryan García en la misma ciudad de Las Vegas, relativamente plana.

Davis, entonces con una hora de retraso sobre su gran llegada, se presentó en aquella ocasión con todas las de no cumplir, pero aunque tanto Haney como Lomachenko llegaron a tiempo, simplemente no había la misma expectación no sólo por el líder mundial del peso ligero -Davis también lo es-, sino por uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos, lo que sin duda es un reflejo del mundo en el 2023.

Davis y García han demostrado hasta ahora ser más vendibles que Haney y Lomachenko. Davis también tenía la notoriedad de tener que comparecer ante el tribunal para ser sentenciado tras haberse declarado culpable de un atropello con fuga. En comparación, el gran Lomachenko habla poco inglés y tiene pocas ganas de fingir ser otra cosa que el admirable profesional que es, y Haney, aunque es un buen boxeador y tan hábil como Davis y García en el uso de las redes sociales, carece del atractivo que se percibe en ellos.

Los intentos del maestro de ceremonias de convencer a los asistentes en el vestíbulo del MGM Grand y a los que lo veían desde lejos de que "el ambiente es eléctrico" fueron incluso menos convincentes que los intentos de Haney de llegar en peso a su revancha, en octubre, con George Kambosos Jr. En aquella ocasión pareció correr el riesgo de quedarse sin nada la noche del combate, y aunque ganó de forma convincente, como que tenía poco futuro en las 135 libras.

El sábado en el MGM Grand Garden Arena, sin embargo, defenderá los cuatro títulos mundiales del peso ligero y es probable que lo haga con un aspecto mucho más saludable en la báscula el día anterior. Queda tiempo suficiente para que luche por recortar los últimos kilos para el pesaje del viernes, pero el martes parecía sano e hidratado, y como consecuencia se le veía feliz y emocionado, un contraste considerable con las ocasiones anteriores en las que ProBox TV le ha visto a mitad del campo de entrenamiento.

El hecho de que sus posibles combates más lucrativos sean probablemente contra Davis y Shakur Stevenson también podría convencerle de permanecer en las 135 libras en caso de victoria sobre Lomachenko. El joven de 24 años también traicionó la causa de parte de su emoción cuando habló con la prensa escrita, y reveló que, como residente de Las Vegas desde hace mucho tiempo, había asistido anteriormente a la gran llegada para la pelea, en el 2015, entre Andre Berto y Floyd Mayweather, en quien se ha modelado durante mucho tiempo (incluso hay ocasiones en las que los gestos de Haney son idénticos a los de Mayweather (es sin embargo considerablemente más simpático, y en comparación incluso con los pies en la tierra)).

"Fue una locura", dijo de aquella ocasión, cuando habría sido un adolescente. "Fue increíble. Fue una locura entonces. Pero ahora es aún más loco. No es real, es surrealista. Es una locura que ahora sea yo".

Lomachenko, a sus 35 años y comprensiblemente más ocupado por la guerra en su país natal, Ucrania, que por cualquier cosa relacionada con Mayweather, no se mostró en absoluto emocionado cuando habló con el mismo cómico - potencialmente porque incluso podría haber escuchado previamente su descripción del MGM como una "propiedad legendaria" y se resistía a tratarle con el desdén adecuado.

"Sin más palabras, 20 de mayo, sábado por la noche, eso es todo", respondió con seguridad a una de las primeras preguntas que el compere le hizo al boxeador al que llamaba, en su cara, "Loma". Si se hubiera podido bajar el volumen de la música mientras hablaba, se habría sentido tentado a decir algo más.