LAS VEGAS: Magullado, golpeado hasta el suelo, pero nunca vencido, Robson Conceicao sobrevivió a 12 asaltos con Emanuel Navarrete para abandonar el ring con un empate mayoritario el jueves en el T-Mobile Arena de Las Vegas.
"Estoy feliz de salir con el cinturón", dijo Navarrete después de la pelea, tras retener su título mundial superpluma de la WBO. "Él está al siguiente nivel y eso es lo que lo hizo tan difícil".
Apenas unos meses después de arrasar a Óscar Valdez en Glendale, Arizona, Navarrete regresó al cuadrilátero contra un rival que esperaba utilizar una victoria sobre Navarrete como trampolín para recuperar el impulso tras perder tanto ante Valdez como ante Shakur Stevenson en los últimos años.
Comenzó la pelea con golpes más fuertes, en particular un derechazo por encima de la cabeza de forma salvaje, siguió molestando a Navarrete en el segundo y le sorprendió con un gancho de izquierda nítido y de corto alcance en el tercero.
Lanzó un uno-dos, rodeó a Navarrete, y tuvo una extraña habilidad durante el primer cuarto de la pelea para contrarrestar gran parte de lo que el mexicano le lanzaba.
Navarrete fallaba con los uppers después de lanzarse demasiado y boxeaba tan torpemente que parecía estar muy lejos de la versión de sí mismo que arrasó a Valdez; lo que indica, tal vez, que o bien la pelea de Valdez le afectó demasiado, o bien no se tomó suficiente tiempo cancelado para recuperarse antes de volver a un campo de entrenamiento y a una pelea tres meses después.
Ambas teorías se dispararon en el cuarto, cuando Navarrete aturdió a Conceicao con un upper, antes de asestarle tres golpes en la continuación, todos ellos a contracorriente del brasileño.
VAQUERO PUTS HIM DOWN 💥 pic.twitter.com/4HqWiQVeL0
— Top Rank Boxing (@trboxing) November 17, 2023
Conceicao se recuperó lo suficiente entre asaltos para golpear a Navarrete con una dura mano derecha al principio del quinto, antes de que ambos boxeadores intercambiaran golpes para animar al público, ya de por sí animado.
Pero la recuperación duró poco, ya que Navarrete peleó con una agresividad en el sexto asalto que sólo se basaba en el deseo de ver a su oponente en el suelo una vez más, esta vez para siempre.
El derribo se produjo en el séptimo asalto, cuando Navarrete asestó un derechazo en el costado de las costillas de Conceicao, obligándole a caer al suelo como a cámara lenta, antes de reunir fuerzas para levantarse y volver a boxear.
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A pesar de que Conceicao se recuperó del primer derribo, parecía que le faltaba una recuperación similar tras el segundo, ya que Navarrete había vencido la voluntad y parte de la habilidad del púgil de 35 años.
Parecía que boxeaba a un ritmo lento, que la potencia de sus golpes se había deteriorado, y esto permitió a Navarrete acortar distancias con más frecuencia que antes, sabiendo que lo que le iban a lanzar carecería de la pegada de los primeros compases.
Aunque ya no lanzaba con mala intención, Conceicao seguía mostrando su habilidad técnica, con dobles jabs y golpes en racimo, para decantar algunos asaltos más adelante en la pelea a su favor.
En realidad, Navarrete tenía las de perder. Y prácticamente había perdido todos los asaltos en los que no había derribado a Conceicao, ya que no estaba lanzando suficientes golpes como para atraer la atención de los jueces.
Aunque uno de los jueces dio la victoria a Navarrete por 114-112, los otros dos jueces anularon su decisión y dieron por bueno el empate a 113-113.
"Si de mí dependiera, Conceicao se merecería la revancha", declaró Navarrete.
Después de la forma en que Navarrete peleó el jueves, podría haber aplazado un posible combate con el titular del jueves, Shakur Stevenson, en el futuro, si primero tiene que resolver su empate mayoritario con Conceicao.
"Sé cómo pelea y él sabe cómo peleo yo", dijo Navarrete sobre Conceicao. "Sería una gran pelea".