"El rey vuelve a casa", rezaba el telón de fondo del Teatro Degollado de Guadalajara, donde Saúl "Canelo" Álvarez y John Ryder participaron el viernes en el pesaje ceremonial previo a la pelea del sábado.
Degollado, por cierto, se traduce como "decapitado", pero el lugar, casi decepcionantemente, se parecía mucho a muchos otros teatros anticuados. Lo más curioso es que ambos boxeadores ya se habían pesado el viernes por la mañana, a puerta cerrada. Los pesajes ceremoniales suelen tener lugar para ayudar a promocionar el combate en cuestión y, por tanto, ante el público. Aunque había público presente -un pequeño contingente que se encontraba en la ciudad para apoyar a Ryder se dio a conocer-, al celebrarse en el interior del teatro se limitó el número de asistentes. Además, el teatro está situado en una amplia plaza, por lo que había más gente esperando fuera para ver brevemente a los dos boxeadores que dentro, donde tampoco se entrevistó a los boxeadores, a pesar de que para entonces ya habían tenido la oportunidad de rehidratarse y recuperarse.
Mauricio Sulaimán, como era de esperar, pasó más tiempo en el escenario que cualquiera de los dos boxeadores, y también habló. Quizá lo más descarado de todo es que se hubiera ido creyendo que la mayoría de los asistentes parecían apreciarle, aunque su respuesta hacia él fuera un reflejo de su expectación ante la llegada de "Canelo", con quien lleva mucho tiempo trabajando para asociarse.
Un grupo de mariachis interpretó un repertorio mientras crecía la expectación, una expectación que en muchos sentidos se vio reflejada en la presencia de Julio César Chávez padre y Marco Antonio Barrera, ambos presentes en sus respectivos papeles de comentaristas de televisión.
Cuando Ryder fue presentado en el escenario, en medio, inevitablemente, de algunos abucheos, se desnudó hasta quedar en calzoncillos y calcetines, sin saber cuánto tardaría Álvarez en reunirse con él y que estaría allí de pie esperando. En Guadalajara, aún más que en Las Vegas, lo que se estaba desarrollando era el show del "Canelo".
Como si el maestro de ceremonias, David Diamante, no estuviera ya esforzándose al máximo para que la ocasión fuera lo más grandiosa posible, un cantante mexicano apareció en el escenario para cantar antes de la presentación de Álvarez, todo ello mientras el relajado Ryder se hacía esperar. Cuando el campeón indiscutible del peso supermedio fue finalmente presentado en el relativamente oscuro escenario de la sala del teatro, llevaba unas gafas de sol que parecían tan apropiadas como el kimono que llevaba Eddie Hearn, el de la crisis de los cuarenta.
Siguió un largo cara a cara entre los dos boxeadores y, finalmente, un cántico latinoamericano a favor de Álvarez. Como era de esperar, antes de que pudiera despegarse del escenario, Sulaimán supervisó el lanzamiento de golosinas a la pequeña multitud.